Por: Melissa Céspedes | @melissa_periodista
Con impermeables, bicicletas de todos los estilos y el cuerpo empapado por la lluvia, cerca de 15 mil ciclistas desafiaron el clima y la madrugada de este viernes 2 de mayo para recorrer la ruta entre Bogotá y Villavicencio, en la ya tradicional Travesía Bogotá–Villavicencio.
Desde las 6:00 a.m. comenzaron a descender los primeros pedalistas, cruzando la cordillera hasta encontrarse con el sol cálido del llano y el recibimiento amable de los villavicenses. Pero entre miles de rostros y ruedas, algunas historias se robaron la atención.
Una de ellas fue la de la familia Sánchez, que llegó pedaleando con tres generaciones sobre una misma bicicleta: el abuelo, su hija y el nieto. “Este año queríamos venir con el nene y mi hija, hacer la travesía con mucha responsabilidad y cuidado”, contó Víctor Sánchez. A pesar de la lluvia, nada les impidió disfrutar del paisaje: “Todo estuvo genial, nos llovió bastante, pero veníamos impermeabilizados, entonces no hubo lío”, dijo entre risas.
También participó Orlando Cortés, atleta de alto rendimiento en paracycling, quien salió desde Sopó, Cundinamarca, a las 2:00 a.m. y llegó a Villavicencio con una sonrisa. “Encantado con la vía y los paisajes. Me gustaría repetir esta experiencia”, aseguró.
Orlando fue basquetbolista paralímpico, compitió en atletismo durante más de 20 años y hoy es campeón nacional en ciclismo adaptado. Envió además un mensaje de motivación: “Disfruten la vida, salgan de la rutina y hagan deporte”.
Esta edición de la travesía demostró, una vez más, que lo importante no es solo llegar a la meta, sino las historias que se escriben en el camino.
