‘No fue una basura lo que atropellaron’: Villavicencio clama justicia ante los recientes casos de maltrato animal

Por: Melissa Céspedes | @melissa_periodista

“No fue una basura lo que atropellaron”, dijo con fuerza el diputado Oswaldo Avellaneda durante el debate de control político que se llevó a cabo en la Asamblea del Meta. La frase se volvió símbolo del dolor y la indignación colectiva frente a los más recientes casos de maltrato animal en Villavicencio.

Uno de los más impactantes es el caso de Max, un cachorro que fue brutalmente agredido el pasado 29 de abril en el barrio Vencedores.

Durante el debate también se mencionaron otros casos, como el de un perro que fue atropellado por una buseta y quedó con ambas patas delanteras fracturadas. Se denunció que conductores de empresas privadas continúan su camino sin hacerse responsables, dejando a los animales heridos a su suerte.

En respuesta, la Gobernación del Meta propuso una serie de medidas. Entre ellas, entregar un vehículo especializado a la Policía del Departamento (DEMET) para atender casos de maltrato animal, además de ofrecer recompensas de hasta 10 millones de pesos a quienes ayuden a identificar a los agresores. “Que Max se convierta en un símbolo en el Meta. Que quienes cometan estos actos sepan que habrá consecuencias reales”, señaló Avellaneda.

Por su parte, Omar Javier Martínez Machado, secretario de Medio Ambiente del Meta, aseguró que el gobierno departamental ya solicitó una medida preventiva ante la Fiscalía General contra el presunto agresor de Max.
“Tenemos que enviar un mensaje claro y contundente a la sociedad, quien maltrate a los animales deberá enfrentar consecuencias judiciales. No podemos seguir trabajando de forma aislada. El próximo martes iniciaremos mesas de trabajo con otras entidades para articular esfuerzos y avanzar en bienestar animal en todo el departamento”, dijo.

Los que rescatan sin esperar nada a cambio

Pero en medio de la indiferencia de algunos, también florece la compasión incansable de otras personas. Una de ellas es Johana Cuentaco, conocida en redes como “Johana al Rescate”, quien lleva más de 10 años salvando animales. 

Tiene un refugio con 22 perros, y aunque sobrevive con donaciones y rifas, su deuda actual en clínicas veterinarias supera los 11 millones de pesos. “Los más costosos son los casos de atropellos, todo lo ortopédico. La gente me escribe, me llama, y yo voy… no puedo ignorarlos”, cuenta con orgullo a su vocación.

Diana Marcela Giménez es otra de esas mujeres que se convierte en hogar para quienes han sido abandonados. Entre sus dos albergues en Restrepo y San Martín, cuida a más de 30 animales, muchos con discapacidades, enfermedades autoinmunes o en condiciones de calle. “No me gusta pedir por redes sociales, pero este es un llamado al municipio, porque ellos si tienen los recursos. Hay animales que usan pañal, cremas especiales, medicamentos diarios. Mi esposo y algunos amigos me ayudan, pero es difícil. Lo hago por amor, porque ellos te dan todo sin pedir nada a cambio.”

Finalmente, estas mujeres, y muchas otras como ellas, son las verdaderas defensoras de la vida. No reciben salario, aplausos ni reconocimientos públicos, pero se levantan cada día con la misión de salvar vidas.

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